Un cabrero de 73 años se hace actor. Su nombre es Eustacio Ascacio, pero le llaman Tacho. Antes fue minero y trabajó a 1400 metros de profundidad. A causa de una explosión, perdió una mano; él mismo se hizo un torniquete. Poco después, se fue a vivir a las montañas de Coahuila, (México), a tan solo 80 km de los Estados Unidos, con sus tres hijos, en busca de una mejor situación para su familia.
Y allí sigue. Las penurias son muchas. No hay luz ni agua y pasa la noche con las botas puestas vigilando a las fieras. Podría vivir en el poblado minero, en una casa que la empresa le prestó en su día. Pero no podría cuidar al ganado. El director de film, Carlos Kaiser, lo vio en un video; reclamaba a la explotación minera los derechos sobre el suelo en que vive. Y no dudó de que era el hombre ideal para su cinta.
Un cabrero de 73 años se hace actor y se exhibe en Venecia
Ascasio no sabe leer, ni interpretar un papel. Pero hoy es el protagonista de 500 millones de zapatos rojos, que se ha visto en la Mostra de Venecia. Cipriana Cárdenas, que es su esposa y tiene 65 años, le ayudó en el empeño. Ella le trasladaba las instrucciones del director: tienes que hacer esto y decir tal o cual frase. Y él lo repetía, una y otra vez, mientras trabajaba en sus tierras.
Los llaman actores naturales, porque no son profesionales del sector. Pero no hay duda de su autenticidad. Y los ejemplos no faltan, como ocurrió en España con la actriz revelación a los 84 años. La película mexicana es un drama de carretera. Se trata de un padre que recorre el país en busca del cadáver de su hija, a la que no ve desde hace 30 años. Y esperamos con impaciencia el estreno.
