Qué bien envejecemos. Fue el 20 de julio de 1969. La frase «parece que fue ayer» se repite una vez más; si bien lo cierto es que desde la llegada del hombre a la luna han pasado ya 50 años. Y los medios, claro, se han hecho eco de la noticia. Tres astronautas superaron un reto portentoso. Se llamaban Armstrong, Aldrin y Collins; aunque este último se quedó a bordo del Apolo 11, la nave que hizo el viaje. En un módulo llamado Eagle (águila), Armstrong, en compañía de Aldrin, se dirigió al mar de la Tranquilidad.
El nombre del lugar se debe a los astrónomos de la antigüedad; en realidad, no son sino las manchas oscuras que se ven en la luna a simple vista. Y no son mares, sino extensos depósitos de basalto con fragmentos de rocas. Según los ingenieros de la NASA, era el sitio adecuado para alunizar. Sin embargo, no fue así: el módulo no se podía posar. Se logró gracias a la sangre fría de Armstrong. Entonces no lo supimos, pero la probabilidad de que volvieran era tan solo de un 50%. Hoy aún hay quién niega que fuera un hecho real, como se muestra aquí. La ignorancia es muy osada.
Qué bien envejecemos: un equipo español en plena forma
Los americanos no fueron los únicos protagonistas de la gesta. También intervinieron otros países; España, entre ellos. La NASA escogió la sierra de Madrid para retransmitir los datos que enviaba la nave. Los miembros del equipo responsable de su viabilidad se jubilaron hace tiempo. No obstante, con motivo del 50 aniversario, decidieron celebrarlo. Y se reunieron en la estación espacial de Robledo de Chavela. En este enlace se amplía la información sobre el encuentro. El director de aquella labor tan compleja tiene 90 años. Se llama Luis Ruíz de Gopegui y su salud le impidió asistir al encuentro. Pero en una entrevista recuerda anécdotas de entonces. Y lo hace sin dificultades. Y es que los estereotipos sobre la vejez están caducos.
P.D. El 9 de agosto los medios han difundido la noticia de la muerte de Luis Ruíz de Gopegui. Descanse en paz.
