
La vacuna del herpes tiene, al parecer, un beneficio añadido. Se trata nada menos que un efecto protector frente a la enfermedad de alzhéimer, el tipo de demencia más frecuente. Y es que no cesa la búsqueda de un remedio que permita paliar un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Las líneas de investigación para descubrir su causa, que hoy por hoy se ignora, son muy variadas.
Las características, signos y síntomas de la enfermedad se conocen bien, pero aún no se comprende su origen. Una de las hipótesis en boga es su posible raíz infecciosa. En este sentido, una publicación en la revista Nature ha puesto en evidencia que la vacunación contra el herpes zóster puede ser un factor de protección. Queda mucho camino por recorrer; no obstante, es una vía de esperanza más conquistando la demencia, un mal que crece a medida que la población envejece.
Distintos tipos de virus y vacuna del herpes zoster
No hay un solo tipo, sino varios. Entre otros, varicela-zóster Epstein-Barr y citomegalovirus. El más común es el herpes simple, una erupción en los labios, con vesículas. No reviste gravedad y desaparece al cabo de unos días, si bien el virus no muere. Queda en estado latente, dentro de la célula. Y se puede reactivar ante variables ambientales, cambios hormonales o una merma del nivel de inmunidad.
Muy diferente es el caso del conocido popularmente como culebrilla. Es el herpes zóster, una erupción dolorosa en la piel que puede originar serias complicaciones. La más frecuente es un dolor muy intenso, denominado neuralgia postherpética, con meses de duración aunque la erupción desaparezca. De un 10 a un 18% de las personas que sufren un herpes-zoster pueden pasar por ello. El riesgo aumenta con la edad. De ahí que la pertinencia de la vacunación en los mayores de 65 años.