No se puede recibir de alguien un obsequio más cordial que el de una vida dedicada al humor. Y eso es lo que ha dado al mundo Marcos Mundstock. Como miembro de Les Luthiers, divirtió, y mucho, a quienes lo conocen. Ya no lo hará más; se fue hace unos días, en plena crisis del SARS-CoV-2. No fue el virus el culpable, sino una enfermedad con la que lidió a lo largo de un año y que no logró superar. Pero la despedida será igual de triste. Era un profesional de altura. Sus admiradores se cuentan por millones. Puso la inteligencia al servicio del lenguaje y descifró sus secretos. Y el resultado le convirtió en un mago que asombraba con unos juegos de palabras sin fin. Todo ello con un único propósito: el de hacer reír a quienes le escuchaban. Descanse en paz.
Se suele decir que el humor es algo muy serio. Y es cierto. La risa transmite seguridad; solo te ríes si no acecha el peligro. Por eso nos gusta: aleja el miedo. Pero no es fácil encontrar el equilibrio entre una palabra, o frase, y otra que dé un giro inesperado a la situación. Y, sin embargo, es el desenlace que hace brotar la risa, o la sonrisa.
Premios por una vida dedicada al humor
Marcos Mundstock conoció a sus compañeros en la universidad. Y ya no se separaron. Lo que comenzó siendo casi un juego se convirtió en una carrera de éxitos que los paseó por medio mundo. En España se les conoce bien y, por supuesto, se les quiere y admira. Han sido reconocidos con galardones de prestigio. En 2017, año en que celebraban su 50 aniversario en el escenario, recibieron el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. En 2019, se esperaba al cómico en el Congreso de la Lengua Española que se celebró en Cordoba (Argentina). Excusó su asistencia; a cambio, envió un brillante video de quince minutos de duración. No se lo pierdan; se puede ver en el enlace de El País.
