La brecha digital de los mayores se reduce. Es una buena noticia, ya que el concepto hace referencia a la desigualdad en el acceso o el uso de las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación. Y lo indica nada menos que el Instituto Nacional de Estadística (INE). Desde el año 2006, fecha en la que el INE lo reseña por primera vez, el volumen de mayores con acceso a Internet no deja de crecer. Y eso hace que se acorten distancias con respecto a otros grupos de edad. De la noticia se hace eco un gran portal digital: Envejecimiento en red. Su visita es más que recomendable, dada la relevancia de sus contenidos. En este enlace se tiene acceso a la noticia con más detalle.
Las razones que reducen la brecha digital de los mayores
Tres son las razones que apoyan la tendencia. La primera es la llegada a este sector de población de personas que utilizaban ya el sistema; la segunda es la mejora de la distribución de la red digital y de su acceso; la tercera, y más reciente, es el alejamiento físico impuesto por la pandemia de la Covid-19. En lo que respecta al uso del móvil, los mayores no solo no tienen problemas sino que son unos grandes usuarios. No obstante, sí que se aprecian diferencias en cuanto a la habilidad en el uso de las nuevas tecnologías.
Y es que hay que dar tiempo al tiempo. Los estereotipos sostienen que una de las señas de identidad de los mayores es la resistencia a lo nuevo. Pero no hay nada menos cierto. Los mayores de hoy se transforman al ritmo del cambio social. Y se adaptan a las nuevas circunstancias en mayor medida de lo que se admite. Los datos están ahí. Ser el grupo de población con menor nivel de formación empuja a aprender. Y son muchos los que se fuerzan por ampliar los conocimientos a los que no tuvieron acceso en su día. Si alguien duda de que a los jubilados les gusta estudiar está muy equivocado.
