Actualidad sobre personas mayores

Soledad no deseada: un mal de nuestro tiempo

Soledad no deseada

La soledad no deseada perjudica a quien la sufre; de eso no hay duda. Más aún si no hay posibilidad de evitarla, como en el caso de muchos mayores. Es una situación que pone en riesgo la salud, y la vida, del individuo. Según datos del INE, en España viven solas 2.000.000 de personas de 65 años o más; y de ellas más de 850.000 superan los 85 años. Y las cifras no dejan de crecer. Se trata de un asunto grave. Porque el declive que acompaña a la vejez multiplica la necesidad de ayuda. ¿Y qué ocurre si no se tiene al alcance de la mano?

No es un problema individual, sino social. Sensibilizar a la población sobre el riesgo de envejecer en soledad se ha convertido en una necesidad. En este sentido, la fundación de banca BBK ha puesto en marcha una iniciativa inusual. En pleno casco viejo de Bilbao se muestra la imagen de una mujer sentada en un banco. Tiene el pelo cano, las manos entrelazadas y la mirada baja. Lleva chaqueta y una bufanda contra el frío. Se llama Mercedes. Y está allí, sola, con el fin de remover la conciencia de quienes se sorprenden al verla. Es una escultura que impresiona por su realismo. El autor se llama Ramón Orozco y es un artista mexicano que aceptó la propuesta sin pensarlo dos veces. La noticia se puede ver aquí.

¿Cómo combatir la soledad no deseada?

 

No es lo mismo estar solo que sentirse solo. Y es que la soledad puede embargar a alguien aún estando en compañía. De ahí la importancia de añadir la condición de no deseada como factor de diferencia. Las personas que eligen vivir solas tienen todo el derecho a hacerlo; nadie se lo va a negar. Aunque son pocas las que optan por ello. Sin embargo, el drama es estar solo forzado por las circunstancias; entonces, todo cambia. La sociedad de hoy, tan individualista, busca remedios. Pero no es fácil. En Reino Unido, en 2018, se consideró un problema de estado. Y se puso en marcha el Ministerio de la Soledad. Una sociedad más conectada que nunca en la distancia es, al parecer, incapaz de relacionarse con quien tiene al lado. Una paradoja más de los tiempos que corren.