Los mayores no pueden huir de la guerra. Y son los grandes olvidados de un conflicto que ya dura más de un mes. Los desplazados se cuentan por millones. Madres con niños que dejan su hogar en busca de un lugar en el que refugiarse. Mientras, los hombres se ven obligados a responder a la ofensiva. Ellos no iniciaron el ataque con bombas y soldados. No es fácil negar que Ucrania es la víctima; pese a las razones de orden político tras el conflicto, tan solo se defiende. Las negociaciones no parecen dar frutos y la devastación se extiende por las ciudades del país.
Los mayores no pueden huir de la guerra y necesitan ayuda
La crisis se ceba con los débiles, ya que son muchos los que no pueden seguir a sus familias. Unas veces, a causa de la enfermedad; otras, de la discapacidad. Y se ven solos ante el avance de una invasión que les priva del acceso a lo más básico. El agua, la comida, la luz y los medicamentos dejan de estar al alcance de la mano. La agresión no daña solo a los mayores, también a sus cuidadores. Y es que con ellos se quedan los allegados que les prestan atención cada día. Pero no todos cuentan con ese tipo de apoyo. La situación se agrava más y más; sin embargo, buscan el modo de afrontar el peligro.
Por fortuna, hay profesionales que no dudan en arriesgar su vida con tal de mostrar al mundo la crueldad de la guerra. Las imágenes son elocuentes. Sin embargo, no parece que su visión haga desistir de matar a otros. Hemos alimentado ese afán desde que poblamos el mundo como especie. Y hoy por hoy no hay visos de su renuncia. Ojalá que el conflicto se solucione cuanto antes y sea efectiva la colaboración con organismos que, como HelpAge, se vuelcan en el apoyo a los mayores.
