Ángeles Pérez es una mujer que acoge presos desde hace 40 años. Empezó como voluntaria en la cárcel en la década de los 80. La heroína hacía estragos entre los más jóvenes; lo que vio le causó tal impresión que decidió actuar en su favor. Hoy sigue dedicada a esa labor. Tres días a la semana visita a los que están dentro; y a los que salen los acoge en pisos. Los ve una vez a la semana; además, comen todos juntos los sábados. Aunque ahora no lo hacen a causa del coronavirus. Es un grupo de más de 20 personas y las medidas actuales no permiten la reunión de más de 6.
Es el alma de APROMAR y también su presidenta. Se trata de una asociación que tiene en marcha el proyecto Y después de la cárcel, ¿que? A través de él facilitan la reinserción de los penados en la sociedad. Su punto de partida es, por un lado, la convicción de que los reclusos se pueden formar y desarrollar en el respeto a la vida; por otro, que el paso previo es una relación educativa y terapéutica.
La mujer que acoge presos teme por su obra
Con casi 80 años, no se cansa de batallar por una causa que cree justa. Y es que la edad es solo un número. El domingo intervino en una emisora de radio. Tiene argumentos de peso. Su mayor inquietud es no saber qué será del proyecto en el futuro. Las instituciones colaboran, pero no es suficiente. Hay muchos gastos; no todo se puede hacer con voluntarios. Cuenta con un donante, del que no descubre el nombre, que ha colaborado con 70.000 €. Sin embargo, dejará de aportar fondos cuando ella no está al frente.
Y teme que desaparezca lo logrado. «Yo tenía que tener más vida», reclama. Bravo por Ángeles y su deseo de vivir. Es un ejemplo de entrega y dedicación como hay pocos. En la entrevista muestra las certezas que la han guiado a lo largo de los años. Y esta es la noticia de la web. No dejes de oírla; te convencerá.