Que haya jefas de 70 años o más ya no es extraño. Y es cada vez más mujeres mayores ocupan puestos de responsabilidad; conquistan espacios que son casi exclusivos del ámbito masculino. Ver hombres mayores en cargos de importancia no choca a nadie; sin embargo, en el caso de las féminas, no es así. En 1979, lo expresó bien la escritora Susan Sontang: «mientras los hombres maduran, las mujeres envejecen». Y es que, a partir de una cierta edad, es como si desaparecieran de la esfera pública. Parece que las canas y las arrugas otorgan dignidad al hombre y relegan a un segundo plano a la mujer.
Pero las cosas han cambiado. Y mucho. No hay quien detenga el cambio social; lo masculino y lo femenino ya no son fronteras impermeables. La una y la otra se desdibujan. Las mujeres combaten prejuicios. Rompen moldes y estereotipos y ascienden a categorías antes vedadas. La brecha entre el hoy de ellas y el ayer de sus madres y abuelas se hace más y más profunda. ¡Por fortuna!
Jefas de 70 años con encargos de muy distinto tipo
La prensa se hace eco de los cambios. Y lo ilustra con un buen puñado de ejemplos. Entre ellos, el de Nancy Pelosi, de 78 años, que ha puesto en aprietos al presidente de EE.UU.; o el de Brenda Hale, de 74 años, presidenta del Tribunal Supremo, que declara ilegal el cierre del Parlamento Británico.
La lista no se acaba con el mundo político. También menciona a Margaret Atwood, de 79 años, una escritora de prestigio y famosa por la obra «El cuento de la criada». Y a Patty Smith, de 72 años, que aún canta en los escenarios de todo el mundo. Además, incluye a dos españolas en puestos de altura. Una es Isabel Celáa, de 70 años, portavoz del gobierno en funciones y ministra de Educación; la otra, Rosa María Mateo, de 77 años, al frente de un cargo tan criticado como la dirección de TVE. La crónica es un elogio a la vejez y se puede leer aquí.
