El debate sobre las pensiones no es nuevo en España. Las voces que ponen el énfasis en que el sistema en vigor lastra la economía del Estado son muchas. Detrás de ello, hay siempre un fuerte interés financiero. Y es que las entidades bancarias tienen en el punto de mira el gran negocio de los fondos de pensiones. No es para menos. El volumen de trabajadores es amplio y la gestión de sus ahorros de jubilación es una fuente de ingresos muy segura.
Sin embargo, hoy por hoy, nada indica que un régimen de carácter privado sea más sólido. Sin ir más lejos, en 2008, la crisis de Lehman Brothers se llevó por delante gran parte del dinero de las pensiones puesto en manos de la banca. Y el futuro de la vejez de mucha gente se quedó en el aire. ¿Qué mejor razón para desear que el cuidado de las pensiones dependa del Estado? Otro ejemplo claro es el de Chile. Un sistema calificado de ejemplar que, por mucho que se adorne, se mostró fallido al fin.
Una respuesta firme al debate sobre las pensiones
El último asalto es muy reciente y proviene de un artículo en la prensa. Contrasta las circunstancias de los jóvenes con las de los mayores. Y sostiene que los primeros son los grandes perjudicados por las jubilaciones de los segundos. Por lo tanto, reclama un cambio de rumbo; aunque cree que la medida es un tabú difícil de echar por tierra.
La respuesta no se ha hecho esperar y viene de la mano de dos expertos en Economía. Es decir, conocen bien el terreno y conviene leerla con atención. Aseguran que «nunca este país ha sido más rico y ha producido más que ahora». Y terminan así: «empobrecer a los viejos no mejoraría la situación de los jóvenes: haría a todos más pobres. Pero, aunque fuera posible: ¿Cómo justificar que se quite el pan a los viejos para dárselo a los jóvenes, mientras otros se enriquecen como nunca?» Y es que la desigualdad, que no deja de crecer, es la peor amenaza de la sociedad de hoy.
El artículo se puede ver en la web de Economistas Frente a la Crisis
