Qué deprisa pasa el tiempo es una expresión muy habitual entre las personas mayores. Y es que la duración de las horas y los días parece que cambia a medida que avanza la edad. ¿O no es así? El reloj se inventó a principios del siglo XVI. Y, en contra de lo que se suele creer, no fue en Suiza donde nació tan singular mecanismo, sino en Alemania. Si bien es cierto que, algunas décadas más tarde, Ginebra se convirtió en el mayor centro de producción de relojes. De ahí la fama de los suizos. Los primeros dispositivos se limitaban a marcar las horas, pues solo contaban con una aguja. Más de un siglo después, se incorporó la manecilla de los minutos.
A partir de ese momento, los relojes han medido la historia de la humanidad. Y siempre a la misma velocidad. Pero la vivencia del paso del tiempo no es igual en todas las circunstancias. Transcurre veloz si estamos dichosos y contentos; por el contrario, parece detenerse si algo nos disgusta o atravesamos un mal momento. De un modo similar, su percepción se modifica en los distintos periodos de la vida; al envejecer, el tiempo corre más rápido.
¿Por qué decimos qué deprisa pasa el tiempo?
Un estudio reciente ha venido a revelar las razones que explican este hecho. Qué deprisa pasa el tiempo es una frase que se basa en factores biológicos. No se debe a que las experiencias de la juventud sean más profundas, sino a que se registran con una mayor rapidez. La velocidad a la que el cerebro procesa la información disminuye con la edad. Los ojos de un bebé, por ejemplo, graban las imágenes mucho más rápido que a cualquier otra edad. Y eso no es sino el reflejo de un funcionamiento cerebral más activo. El resultado es que, a igualdad de tiempo, los mayores procesan menor cantidad de información. En este enlace se pueden leer la noticia completa.
Sin duda el tiempo corre más rápido en la vejez; por tanto, hay que aprender a aprovecharlo al máximo. Merece la pena: está en juego un buen final de etapa. Esta nueva publicación para mayores puede dar pistas a tal fin. Y esta crónica muestra una muy buena reflexión al respecto. ¡No te la pierdas!