Envidio a quienes tienen más cultura que yo. José Sacristán contesta de ese modo a Luz Sánchez-Mellado en una entrevista del diario El País. La envidia es un defecto que no se suele admitir. ¿A quién le gusta confesarla? Pero él no lo duda. Y es una respuesta que le honra. Careció de un bien muy apreciado: el conocimiento. Como tantos y tantos mayores. Y no es el único que aún lo echa en falta pese a los años que ya han transcurrido. Es una queja muy frecuente entre este grupo de edad. La infancia de los mayores transcurrió en un entorno duro y hostil para el acceso al aprendizaje. Es como un regalo del que no disfrutaron. Y son muchos los que sienten su falta.
Él dice que por encima de todo es el hijo de la Nati y el Venancio. Nació en plena Guerra Civil. Al concluir ésta, su padre fue a parar a la cárcel por rojo. Un tiempo cruel, de hambre, carencias y dolor. Sin embargo, él se empeñaba en ser actor. Y él padre no lo entendía. Logró su sueño gracias a la complicidad de la madre. Hoy es uno de los actores más reconocidos por el público y por la crítica. Ha alcanzado tal prestigio con el apoyo de sus más de 60 años de entrega al trabajo. El 27 de septiembre cumplirá 82 años. Pero sigue en el escenario, al igual que otros. La entrevista se puede leer aquí.
Envidio a quienes tienen más cultura que yo… y más talento
En el fondo, la frase de Sacristán es un acto de humildad por su parte. Son dos atributos que no escasean en él. Lo demuestran sus premios y sus éxitos. El más reciente es la representación de Mujer de rojo sobre fondo gris, de Miguel Delibes (1920-2010). Se trata de un monólogo basado en la muerte de la mujer del autor. Es una obra que emociona. Lo interpreta en el teatro Bellas Artes, en Madrid. En este enlace se ofrece la información del teatro. Estará en cartel hasta el 17 de noviembre.
