Cuidar la memoria es un empeño de los mayores que no renuncian a estar activos. Y es que perciben bien sus beneficios. El funcionamiento de la memoria se suele resentir con el paso de los años. Pero, en contra de la idea más común, no es un problema sin solución. Al igual que la salud del cuerpo se cuida con la actividad física, también se puede proteger la mente. Y eso pasa por ejercitar el cerebro. La herramienta más adecuada es la estimulación cognitiva, que permite activar competencias como la atención, la percepción o el razonamiento.
Quien la emplea advierte pronto sus ventajas. Lo sé bien, porque la usé en los talleres de memoria que impartí durante años. Y aprecie el entusiasmo de los mayores al comprobar sus efectos. Tras la jubilación, decidí aplicar de otro modo lo aprendido de tantos y tantos mayores activos con los que trabajé. Así nació el portal digital ejerciciosdememoria.org. Y a través de la web sigo a mi vez activa. A cambio, recibo multitud de correos electrónicos que me llenan de satisfacción; sin ir más lejos, el mensaje de una pareja, el de una hija o por medio de Facebook.
Pautas para cuidar la memoria
Conviene dedicar a diario un tiempo a estimular la mente. Leer, escribir y llevar a cabo actividades en las que se use el intelecto; los crucigramas, las sopas de letras o los pasatiempos en general son un ejemplo. En este tipo de tareas interviene sobre todo la atención, que es una de las facultades que más se resienten con la edad avanzada. Y se trata de activarla todo lo posible. El fin de los ejercicios de memoria es realizar tareas con un cierto grado de esfuerzo. Su nivel de dificultad varía de unas a otras. No hay que hacer todas, sino las que mejor se adapten a las circunstancias de cada cual. Al principio, opte por las que más le gusten; después, ya me lo dirá.