Ordenar antes de morir es una costumbre muy usual en Suecia. La práctica se denomina döstädning; dö significa muerte y städning orden o limpieza. El término hace referencia a separarse de todo lo innecesario. Se trata de convertir el hogar en un espacio amable en el que reine el orden. Margareta Magnusson, que nació en Gotemburgo y tiene 89 años, lo cuenta en un libro. Su madre era muy ordenada y dejó diversas notas indicando qué hacer con sus pertenencias tras su muerte.
Había paquetes para donar, libros para devolver a sus propietarios y recuerdos para regalar a los más cercanos. En cierta forma, la hija se vio aliviada al llevar a cabo la tarea, pues sentía que su madre estaba cerca. Por el contrario, el proceso no fue igual de fácil al morir su padre. La diferencia entre una vivencia y otra le inspiró la obra. Años después de vaciar la casa de sus padres, Magnusson repitió el quehacer en la propia, al fallecer su marido. Y así nació El arte sueco de ordenar antes de morir.
Por qué ordenar antes de morir
Tendemos a acumular más objetos de los precisos. Y es que guardamos un sin fin de cosas sin usar desde hace años: ropa, muebles, cuadros, adornos… Trastos que se amontonan y que a veces ni se sabe que existen. Tirar lo que no se utiliza no es estar en contra de los sentimientos, sino ser prácticos. Razones para ordenar las hay de sobra. Pero la de más peso es evitar el dolor que la tarea produce en las personas que se quedan. Y es que, al deshacer el hogar de un ser querido, se sufre. Y no poco.
En el fondo, lo que pretende la autora es que la muerte se vea de otro modo. Es una de las pocas certezas que tenemos porque el secreto de la inmortalidad, hoy por hoy, se ignora. Un buen comienzo es tirar lo superfluo. Y el libro nos muestra cómo.
