La publicidad para mayores parece no importar a las agencias. Y se equivocan. Porque cada vez son más; por lo tanto, su demanda de consumo está en alza. Hace tiempo que su perfil cambió de arriba abajo. Los mayores de hoy gozan de más salud, de un nivel de formación más alto y una situación socioeconómica mejor que en el pasado. De tal modo que, en pocos años, han dejado de ser un colectivo con necesidad de ayuda para convertirse no pocas veces en el sostén de los más jóvenes.
Pero los mensajes que se les dirige ignoran esa realidad. Muy en especial, en el caso de las mujeres, que se las señala como las afectadas por las pérdidas de orina. Un tópico más. Y ya está bien. Las personas mayores no son homogéneas y sus necesidades, intereses y deseos son tan dispares y variados como los de cualquier otro grupo de edad. Lo que marca el rumbo son las circunstancias y no los años.
Un cambio en la publicidad para mayores
La noticia de hoy pone de relieve la necesidad de renovar el mensaje. Y lo reclama nada menos que la directora de estrategia de la compañía Sra Rushmore. Asegura que la publicidad tiene que dejar de lado lo manido. Estamos de acuerdo. La vejez abarca una franja de tiempo muy amplia. Nada menos que de los 60 a los 90 y más. Y todos los mayores que están en ella son igual de importantes. No es una cuestión de edad, sino de diversidad.
Por otra parte, los datos no dejan lugar a dudas. Y es que los mayores entre 55 y 64 años acumulan el 24% de la riqueza neta española; los de 65 a 74 años, el 23% y, los de más de 75 años, el 19,4%. Son datos del INE y el Banco de España. Es decir, que si las agencias quieren vender han de mirar de otro modo a un sector de población que echa por tierra los estereotipos que rodean la vejez. Por fortuna, no todas son iguales; hay firmas que hacen honor a las arrugas. ¡Bien por ellas!
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