Año nuevo, vida nueva es un refrán que pone el énfasis en el cambio. Según el Centro Virtual Cervantes se basa en la creencia de que el mero comienzo de un año trae mejoras. También expresa la idea de una muda de costumbres. En último término, no es sino la manifestación del deseo de un progreso para la persona; es decir, de evolución en positivo. De un modo más o menos explícito, el refrán se asocia al saludo de felicitación del nuevo año.
El estreno del calendario hace de la propuesta de cambio un hecho muy común. Y las hay de todo tipo. Comer más sano, dejar de fumar o moverse más son muy habituales en el terreno de la salud. Pero no son las únicas. Al parecer, junto a la salud, el dinero y el amor forman un trío de peso en la esperanza de cambio a mejor. Sin embargo, ¿cuántas veces se cumple? Un estudio muestra que seis de cada diez personas no logran alcanzar el fin previsto. De eso va la noticia de hoy.
Año nuevo, vida nueva: elegir también en la vejez
¿Cómo afecta el cambio de año a los mayores activos? Pues igual que al resto de edades. Y es que la vejez no es lo que era; los años ya no son un obstáculo para optar por nuevas metas. No obstante, no hay que confundir un deseo con un propósito. Porque la mezcla de ambos solo lleva a la frustración hacia uno mismo. Y hay que evitar que se dé. No se trata de desear un cambio, sino de planear cómo se lleva a cabo.
En primer lugar, es preciso que el objetivo sea viable. De poco sirve ansiar una empresa que está fuera de nuestro alcance. Las expectativas han de ser realistas y no un sueño. El secreto está en buscar el equilibrio entre lo que se quiere, lo que se puede y lo que se hace. A partir de ahí, manos a la obra con la vida nueva en el año 2024.