La lucha contra el edadismo está en alza. Y es que cada vez son más los mayores que plantan cara a la discriminación por edad. Hoy el escenario es el mundo del trabajo y le ha tocado el turno a Mariano Fernández. Él es ingeniero de una multinacional con sede en España. Le despidieron a los 58 años, con el argumento de una reestructuración de plantilla; sin embargo, su lugar lo ocupó alguien más joven. Pero él no se quedó quieto. Denunció el caso y la justicia le ha dado la razón.
El fallo de los jueces da por probado que la empresa aparta a los empleados por motivos de edad. Y, pese a que esta lo niega, el despido se considera nulo. El resultado es que el empleado ha de ser readmitido de nuevo en su puesto. La sentencia es del Tribunal Supremo. Así que no solo no cabe recurso, sino que sienta jurisprudencia. No hay duda de que se ha librado una gran batalla. Y se ha vencido. Seguro que no es la última, sino una más de las que están por ganar.
Lucha contra el edadismo y sus daños
Es un gran problema, como puso de relieve la OMS en el Informe Mundial sobre el Edadismo. Y hay que combatirlo. Porque tiene muchas caras. Se nutre de los estereotipos que rodean la vejez, que son bien abundantes. La juventud se relaciona con la belleza, la fuerza o el emprendimiento. Mientras tanto, la edad avanzada se asocia con todo lo contrario; como si cumplir años redujera el valor de la persona. En este sentido, uno de sus peores efectos es el de que los mayores los hagan suyos. Porque asumir esas creencias provoca una infravaloración que lleva al aislamiento y a una peor salud a nivel físico y mental. Naturalizar la discriminación por edad es una profecía que se cumple en carne propia. Y hay que evitar a toda costa que tal cosa ocurra.
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