El envejecimiento activo y el feminismo se unen de la mano de Isabel Allende, la autora viva más leída en castellano. Ha presentado su último libro: Mujeres del alma mía. Se lo dedica a las figuras femeninas que le dejaron huella a lo largo de su vida. La primera, no hay duda, es su madre. El despertar temprano de su feminismo, a los 5 años, se lo atribuye a ella. La escritora, que nació en 1942, bromea acerca de que ese tiempo es la remota antigüedad. Y, en lo que respecta al feminismo, es cierto que se ve lejos.
Envejecimiento activo, feminismo y una razón de peso
En el libro, cuenta como Panchita, su madre, se casó en contra de la voluntad de la familia. Pero el marido la dejó sola. Se vio de pronto con dos niños de corta edad y un bebé en los brazos. No tuvo más remedio que regresar de nuevo a la casa de sus padres. No tenía dinero, ni posibilidad de trabajar y era el blanco de todas las críticas. La situación la colocaba en desventaja en relación a sus hermanos. Y ahí surgió la rebeldía de Allende contra el papel de la mujer en la sociedad, que la relegaba al cuidado de la casa y de los hijos.
Se convirtió en un niña revoltosa y eso provocó su expulsión del colegio. Sin embargo, cree que la causa era ser hija de madre soltera. Al no existir el divorcio, el matrimonio de sus padres se había anulado. Y desde el punto de vista legal, esa era su condición. Ya entonces, a Allende se le hizo patente el machismo de la sociedad. Es más, afirma que con los años se ha vuelto aún más feminista. Para ella el feminismo es un modo de entender las relaciones humanas y la justicia. Y lo considera una corriente con la fuerza de un océano, que no se puede parar. RTVE se hace eco de la presentación del libro. La escritora señala cuál es el eje de la emancipación de la mujer. A su juicio, sin independencia económica, no hay feminismo que valga. ¿Estás de acuerdo?
